martes, 10 de enero de 2012
Galopando de nuevo
Estas navidades nos enteramos que existía una Asociación en defensa de los caballos maltratados que tiene su sede en Coín y en la cual era posible apadrinar uno de estos animales y ayudar a su manutención.
Como mis hijas son tan aficionadas a todo lo relacionado con estos animales, fuimos una tarde a visitar las instalaciones de CYD Santa María, (http://www.asociacioncydsantamaria.es/cyd/) y conocer de cerca a quienes dedican su vida al apoyo, recuperación y cuidados de esta raza, que demuestra su agradecimiento y nobleza a través de su mirada y sus gestos.
Nos recibió Virginia Solera, quien, junto con su hermana Concordia, lleva desde hace años las riendas de esta ONG. Nos contó que NO reciben subvención alguna por parte de la Administración y son independientes de otras asociaciones y organismos tanto públicos como privados. Su labor consiste en rescatar caballos que llevaban meses esperando para ser atendidos, prestarle asistencia veterinarias a animales que estaban agonizando, denunciar situaciones de malos tratos…etc. Esta entidad sin ánimo de lucro, no realiza ningún tipo de actividad comercial con los animales y mucho menos con los que han sido maltratados y/o abandonados.
Nos enseñó a Voltereta, Reina, Lupita, Bonachón, Hada, Lluvia, Mikaela, Risa, Estrella, Campanita, Fidel, Jav Jav y Sirius, cada uno con una secuela, cada uno con un recuerdo de una paliza, cada uno con la tristeza en el alma pero con un agradecimiento infinito en la mirada. Basta solo mirar en el fondo de sus ojos para darse cuenta del daño tan descomunal que los seres humanos son capaces de hacer, de cuanta brutalidad puede caber en algunas personas que curiosamente consideran “animales” a estos seres llenos de alma y bondad, tanta como la que tienen los que voluntariamente le han devuelto la estabilidad, el cariño y la confianza en el ser humano. Solo alguno que otro se resiste aún cuando le tiendes la mano para acariciarlo, quizás porque le falta un ojo arrancado de cuajo, o le queda aún latente el dolor grabado en las costillas.
No es tarea fácil dedicarse de lleno a esta empresa, resulta muy difícil rescatar a un équido, se necesita un transporte (que paga esta Asociación gracias a las ayudas desinteresadas), se necesita convocar a las Fuerzas del Orden Público, un veterinario especialista en équidos, ayuda de profesionales expertos en manejo animal, la ayuda de voluntarios, y, también, la presencia de veterinarios de la Oficina Comarcal Agraria. Pero cuando hay amor y entrega por quienes sufren sean de la índole que sean, hay personas que se convierten en ángeles y viven involucrados en su causa.
A nosotros nos tocaron con sus alas y nos sentimos pequeños. Sobre todo yo, que sentí que mi trabajo diario frente a un ordenador carecía de interés y argumentos, por eso quiero trasmitir lo que ellos me hicieron sentir…que la vida te da una lección todos los días y que hay personas como Virginia, Concordia y un equipo maravilloso que solo esperan que alguien les eche una mano porque lo que es fuerza y coraje ya la superan con creces.
Como mis hijas son tan aficionadas a todo lo relacionado con estos animales, fuimos una tarde a visitar las instalaciones de CYD Santa María, (http://www.asociacioncydsantamaria.es/cyd/) y conocer de cerca a quienes dedican su vida al apoyo, recuperación y cuidados de esta raza, que demuestra su agradecimiento y nobleza a través de su mirada y sus gestos.
Nos recibió Virginia Solera, quien, junto con su hermana Concordia, lleva desde hace años las riendas de esta ONG. Nos contó que NO reciben subvención alguna por parte de la Administración y son independientes de otras asociaciones y organismos tanto públicos como privados. Su labor consiste en rescatar caballos que llevaban meses esperando para ser atendidos, prestarle asistencia veterinarias a animales que estaban agonizando, denunciar situaciones de malos tratos…etc. Esta entidad sin ánimo de lucro, no realiza ningún tipo de actividad comercial con los animales y mucho menos con los que han sido maltratados y/o abandonados.
Nos enseñó a Voltereta, Reina, Lupita, Bonachón, Hada, Lluvia, Mikaela, Risa, Estrella, Campanita, Fidel, Jav Jav y Sirius, cada uno con una secuela, cada uno con un recuerdo de una paliza, cada uno con la tristeza en el alma pero con un agradecimiento infinito en la mirada. Basta solo mirar en el fondo de sus ojos para darse cuenta del daño tan descomunal que los seres humanos son capaces de hacer, de cuanta brutalidad puede caber en algunas personas que curiosamente consideran “animales” a estos seres llenos de alma y bondad, tanta como la que tienen los que voluntariamente le han devuelto la estabilidad, el cariño y la confianza en el ser humano. Solo alguno que otro se resiste aún cuando le tiendes la mano para acariciarlo, quizás porque le falta un ojo arrancado de cuajo, o le queda aún latente el dolor grabado en las costillas.
No es tarea fácil dedicarse de lleno a esta empresa, resulta muy difícil rescatar a un équido, se necesita un transporte (que paga esta Asociación gracias a las ayudas desinteresadas), se necesita convocar a las Fuerzas del Orden Público, un veterinario especialista en équidos, ayuda de profesionales expertos en manejo animal, la ayuda de voluntarios, y, también, la presencia de veterinarios de la Oficina Comarcal Agraria. Pero cuando hay amor y entrega por quienes sufren sean de la índole que sean, hay personas que se convierten en ángeles y viven involucrados en su causa.
A nosotros nos tocaron con sus alas y nos sentimos pequeños. Sobre todo yo, que sentí que mi trabajo diario frente a un ordenador carecía de interés y argumentos, por eso quiero trasmitir lo que ellos me hicieron sentir…que la vida te da una lección todos los días y que hay personas como Virginia, Concordia y un equipo maravilloso que solo esperan que alguien les eche una mano porque lo que es fuerza y coraje ya la superan con creces.
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