Corría el año 1800 cuando mi bisabuela Mamá Gloria, que fue madre de catorce hijos, recibió de regalo un baúl que su tio abuelo que era marino, había traido de Filipinas y que estaba hecho de madera de Lauán, sus azas eran de cobre repujadas a golpe de martillo y en él se trajo su ajuar desde Cádiz cuando fue a casarse.
Pero la magia de aquel baúl, llegó un buen día cuando su criado Caballero vió como ella sacaba monedas de oro de aquel mueble e intrigado le preguntó; la gracia gaditana de mi bisabuela le hizo hacer creer al pobre hombre de que dando una patada a una vieja olla encontrada en el jardín, se había encontrado un tesoro y aquella leyenda corrió rapidamente por Ronda, lo cierto es que mi bisabuela gustaba de aquellas monedas y cuando tenía ocasión su marido las conseguía cambiandolas por algún artículo, asi consiguió tener algunas que pasaron a formar parte de su colección y de la que nunca más se supo nada.
Pero no es esta sola, una de las atrayentes historias sobre mi familia: Mamá Pura, su madre osease mi tatarabuela, cuando murió su esposo, este decidió que el dinero que poseian fuese a parar todo a su mujer y que ella fuese quien lo repartiera en su día con sus hijos. Era una mujer muy religiosa que sufrió mucho con la guerra y el espolio ocasionado en la Iglesia, tal es asi que en una ocasión en que vio como estaban destruyendo las imágenes y el patrimonio de la misma, se sintió tan impotente que no tuvo otra cosa que darle parte del dinero al cura para que comprara en Málaga una de las imágenes que habian sido destrozadas, aquello pudo costar unas 50.000 pesetas de la época y al entrar en la Iglesia del Espíritu Santo, a mano izquierda, allí está el Cristo Rey con la bandera española y la bola del mundo en sus manos, ese Cristo está allí por ella y nos bendice para siempre.
Hay más cosas curiosas y dignas de quedar en el recuerdo, por ejemplo la vinculación de mi familia con la creación de la Caja de Ahorros de Ronda, hoy día Unicaja y es la siguiente: El padre de mi bisabuelo materno, era un agricultor de renombre muy conocido tambien por su bondad, se llamaba Antonio González Dorado, tenía fincas de olivos y viñas de uva blanca, muy preciadas hoy en día, con la que creó las Bodegas González. Por aquel entonces existía una aristócrata llamada la Marqueza de Moctezuma que decidió legar su patrimonio y sus bienes para la comunidad. Eligieron entonces a ocho hombres del pueblo de Ronda que fueran albaceas de aquella fortuna, asi formaron parte del mismo un médico, un sacerdote, y entre ellos, mi tatarabuelo, que era el encargado de supervisar lo relacionado con el tema agrícola, es decir si alguien necesitaba de aquel dinero para comprar semillas o algun producto relacionado con la agricultura ,él era el que observaba si el campo habia sido labrado para la siembra de aquella cosecha que se pedía y ratificar que esto era cierto. Llegó así a ser un hombre importante, de tal manera que el día de su muerte, fue llevado en coche de caballos con el cochero de librea en el pescante y la banda de música (vaya como en el chiste de Gandía y del Tío Serafín ni más ni menos...).
Y si esto ocurriá por parte de mi abuela materna, también por parte de mi abuelo quiero recordar la más bonita historia, propia de algún libro de aventuras. Era el año 1936, en plena guerra civil, mi abuelo Manolo Chicón de Los Riscos, que tenía un estanco y una tienda de ultramarinos que abastecía los pueblos de la Serranía de Ronda, vivía en pleno casco histórico en una hermosa casa solariega frente a lo que era el negocio, muy próximo al Colegio de Las Esclavas donde estudiaba mi madre y cuya comunidad religiosa era muy querida y apreciada por mis abuelos.
Y para más curiosidad cuando mi marido y yo nos casamos en Málaga, contratamos como fotógrafo a un primo de mi madre muy reconocido en Ronda, que se trasladó para hacernos el reportaje, al volver del viaje de novios nos llevamos el disgusto de enterarnos que las fotos de la iglesia se habian estropeado y en un intento de reconstruir toda la ceremonia nos convenció para sacarnoslas nuevamente en Ronda, en dicha iglesia, donde no solo habia estudiado tantos años mi madre sino donde estaban depositados los restos del santo, asi que allí nos desplazamos y sin cura ni invitados, repetimos parte del enlace.
¡Vaya familia! Interesantes historias, de película.
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